SOBRE LOS «AVISTAMIENTOS» OVNI
EN LA ACADEMIA GENERAL DEL AIRE

 

Hemos de agradecer a Pere Redón que llamara nuestra atención sobre el hecho -inusual hasta el presente- que un libro de historia acerca de una instalación militar repase también los sucesos OVNI allí acaecidos.

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Obviamente, son éstos algunos de los esperados sub-efectos que la «desclasificación» -tan denostada por la ufología más «amarillista» y servil- han traído consigo.

En efecto, al percolar positivamente en los ambientes militares la noción de que la información OVNI de origen castrense ya no es secreta, historiadores y autores, oficiales del Ejército del Aire, citan casos OVNI sin mayor reparo, para beneficio de los estudiosos.

Los dos incidentes citados forman parte del acerbo de información ya desclasificada. Para mayor abundamiento, quisiera añadir algo acerca de la naturaleza de los hechos registrados.

Comenzaré por la sucesión de observaciones de agosto de 1962. Análisis independientes realizados por el físico y astrónomo Javier Armentia (director del Planetario de Pamplona) y por el ingeniero de telecomunicaciones catalán Manuel Borraz, estiman que ese foco luminoso visto descender gradualmente por poniente durante varios minutos en varios días consecutivos de aquel mes no era otra cosa que un lejano estímulo astronómico en su ocaso.

Esa visión estaría complicada con la ilusión óptica conocida como autocinesis, que son movimientos aparentes de puntos luminosos sobre fondos oscuros debidos a movimientos involuntarios del ojo, así como por la existencia de refracción atmosférica, que produciría ficticios cambios de posición de la fuente de luz.

Concretamente, la primera luz vista el día 7 y la del 26 de agosto de 1962 es responsabilidad, sin temor a equivocarnos, de la presencia del planeta Venus.

En cambio, es más difícil identificar astronómicamente lo observado el día 6 y el final del día 7, a pesar de seguir todas las pautas de la observación ocular de un planeta. Si la hora del avistamiento hubiese sido 30 ó 60 minutos antes concluiríamos que todas y cada una de ellas se debió a Venus, que se hallaba en la dirección de la observación, a pocos grados sobre el horizonte, entre las 21 y 22 horas locales. (Un apunte para los celosos de la documentación: la portada del expediente desclasificado contiene un error, cita «6,7, y 13 (en lugar de 26) de agosto»).

Con respecto al impresionante testimonio de tres brigadas el 16 de noviembre de 1965, también este fenómeno tiene una explicación convencional, que ignoraban los asustados suboficiales del Aire que lo presenciaron. Porque no fueron ellos los únicos testigos de los hechos.

Los aficionados a las hemerotecas encontrarán en la prensa de esos días mucha información procedente de otras poblaciones murcianas, como Cartagena, La Unión, Llano de Real, Blanca, Alcantarilla, Beniaján y otras.

Pero hay más: hasta el Servicio Meteorológico de Lérida informó de la aparición de un «círculo luminoso a través de las capas de nubes altas... desplazándose a gran velocidad hacia el norte y muy cerca del horizonte. Dicho círculo era de tamaño doble a la luna llena y se difuminó a los diez minutos de su aparición».Y lejos de tierra, en pleno Mediterráneo, el petrolero de la Armada española Plutón hacía su singladura desde Escombreras a Palma cuando, cerca de Formentera, su personal contempló -según consta en el libro de bitácora- «un halo luminoso en forma de corona, desplazándose hacia el norte hasta desaparecer».


Cohete-sonda «Skylark»

Desde 1964 y al menos durante dos años, la ESRO (Organización Europea para la Investigación Espacial) realizó una serie de experiencias con cohetes Skylark desde la base italiana de Salto-di-Quirra (Cerdeña), consistentes en la dispersión en la estratosfera de sustancias que producían vistosas nubes luminosas destinadas al estudio de la difusión y foto-ionización en la alta atmósfera.

Hubo campañas, que sepa con certeza (algunas generaron notorias confusiones con otros tantos casos de OVNIs en España o países limítrofes) el 6 de julio de 1964, 30 de septiembre, 2 de octubre y 2 de noviembre de 1965. La del 16 de noviembre se infiere por obvia.

Los lanzamientos de cohetes tenían lugar por la noche o por la madrugada (05:30 ó 06:30 horas) y las nubes luminiscentes que se creaban podían normalmente ser vistas desde Francia, Italia y España.

Espero que este complemento informativo sea de utilidad a los lectores de Papers d'OVNIS.

 

VICENTE-JUAN BALLESTER OLMOS

 

SUMARIO BOLETÍN Nº15
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